¿Todo el tiempo quiere saber qué haces y con quién estás? ¿Se molesta contigo si no haces lo que te pide? ¿Te da instrucciones de cómo hacer las cosas para asegurarse que no te equivoques?
Si tú o una amiga o un familiar se encuentra en esta situación, existe la posibilidad de estar frente a un verdadero patán.
Así lo asegura la mexicana Tere Díaz Sendra, psicoterapeuta de familia y pareja en su reciente libro “Cómo identificar a un patán”.
“Parece mentira que en un siglo donde estamos evolucionando en conciencia de género e igualdad, se siga presentando gente a la consulta con situaciones, sobre todo de mujeres, que son presas fáciles de ciertas conductas posesivas y de control, con bastante más frecuencia de lo que uno creería”, dice Díaz Sendra, que también se dedica a la prevención y atención de la violencia doméstica.
¿Qué es ser un patán?
Es una persona grosera, ruda, brusca e irrespetuosa. Todos de alguna forma en mayor o menor medida podríamos en algún momento dado tener alguna acción “patanesca”.
El libro “Como identificar a un patán” aborda los rasgos de una persona que hace generalmente uso y abuso de ciertos privilegios para poder controlar, dominar y someter a otra persona para sus propios deseos, intereses, necesidades y conveniencias.
¿Cuál es la estrategia del patán?
Hay una cierta clasificación “ficticia” de los patanes. Porque depende desde dónde actúan y qué es lo que los impulsa para usar distintas estrategias.
En términos generales, la estrategia del patán es entre seducir, manipular y asustar desde las amenazas.
Los más peligrosos, que llamamos perversos patanes, tienen una conducta, y a veces un trastorno, de perversión narcisista en donde se requiere tener a la presa totalmente invalidada, silenciada, mistificada hasta hacerle creer que por su culpa estamos como estamos, que nadie la va a querer, que no tiene recursos para otra vida, etc.
Características de un patán
- Presume de sus conquistas y ligues.
- No invierte en la pareja.
- Tiene un comportamiento irrespetuoso.
- Quiere ser el protagonista.
- Las emociones ajenas no importan.
- Es controlador y posesivo.
- Difícilmente toma responsabilidad de sus reacciones y actos.
- Desprecia a los demás, incluida la pareja, si no son de su “talla”.
- Une la burla, el sarcasmo y la ironía como la dulce cereza del pastel del maltrato.
- Prioriza su satisfacción y sexualidad.
- Es mentiroso.
- Niega el conflicto.
- Divide, aísla y vence.
- Te atrapa su forma de hablar.
Fuente: Libro “Cómo identificar a un patán” y BBC Mundo.
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